La palabra «radiestesia» se deriva del latín radius (rayo) y del griego aisthanomai (sentir). Es la sensibilidad a los rayos.
Antiguamente se llamaba la Radomancia la cuál era utilizada sólo para la búsqueda de los nacimientos de agua y de yacimientos metalíferos. Pero luego el hombre se dio cuenta que las radiaciones son emitidas no sólo por el agua y los metales, sino, por cualquier forma de vida. Más tarde descubrió que esta “resonancia” entre una materia inorgánica y la mente del hombre tenía una validez que se extendía a cada campo.
¿Quién puede ser radiestesista?
Todos los seres humanos están en condiciones de desarrollar cualidades radiestésicas. Bastará que estén iniciados en la práctica y cuenten con mínimos conocimientos. El resto derivará de un constante ejercicio y de una prudente asimilación de conocimientos, evaluación de fenómenos y confrontación de experiencias acumuladas.